©coe, Nacho Casares

Miguel Ángel Díaz

Históricas, tremendas, fantásticas, magníficas. No existen calificativos para definir la hemorragia de placer que nos ha dado hoy la selección española de baloncesto femenino. En un partido perfecto en defensa, las de Lucas Mondelo se han impuesto por 68-54 y disputarán la final olímpica en los Juegos de Río.

Sin Sancho Lyttle, nadie o casi nadie daba un duro por este equipo, pero la ausencia con mayúsculas ha hecho más fuerte a un grupo comprometido, que tuvo ese punto de suerte necesario en cuartos de final y que hoy ha hecho el partido perfecto en el momento justo. En el primer cuarto, las de Mondelo destrozaron a las serbias reboteando y encontrando canastas fáciles (20-9)

Si Anna Cruz fue la salvadora ante Turquía, las semifinales han transcurrido bajo el mando de Astou N`Dour. La bakarí ha anotado 14 puntos, pero sobre todo, se ha comportado como un auténtico muro de ‘carga’ en la zona serbia. Ha intimidado, reboteado y ha cambiado multitud de tiros serbios que llevaban marchamo de canasta.

La seriedad española se consumó en el tercer cuarto. Las de Mondelo dejaron sin anotar durante cinco minutos a las serbias para cimentar una cómoda ventaja de 13-14 puntos que ya no disminuyó hasta el bocinazo final. El miedo a ganar agarrotó a Anna Cruz desde el tiro libre-erró hasta cuatro seguidos-pero una celestial Silvia Domínguez en los últimos minutos terminó por darle el triunfo a España. El oro parece misión imposible pero España ya ha logrado lo que parecía un imposible: colgarse una plata de ley en los Juegos Olímpicos de Rio.