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"No es cada 4 años, es cada día". Pasaporte Olímpico, medio acreditado en JJOO de Londres 2012 y Sochi 2014.

Miércoles, 6 de Diciembre de 2023

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Oro de presente, día de futuros…Resumen de la XI jornada de los JJOO de Río 2016

Enviado por en 17 agosto, 2016 – 12:53Sin comentarios

Marcus Cooper en fotografía de ©coe

Ángel Vázquez, @PasaporteJJOO

¿Qué sería de los Juegos Olímpicos si no pasaran cosas como la que ha pasado esta tarde en la final del K1-1000 masculino de Río 2016? ¿Qué sería de los JJOO si sus podiums fuesen simplemente una lista de favoritos y campeones que vienen a los Juegos a reeditar o confirmar lo ya sabido por todos? Pues sería poco o muy poco; pero eso ni lo ha sido nunca, ni lo será.

No será nunca así porque la importancia de los Juegos es tan enorme que muchos deportistas lo tienen como un objetivo único, porque se guardan cuatro años y sus correspondientes meses y días de duro entrenamiento para rendir en el día D y hora H, porque ésa es, sin duda, la victoria que la gloria del deporte guarda en su memoria. Pasó ayer con el brasileño Da Silva en pértiga, ha pasado hoy con el español Marcus Cooper en el K1-1000. Mañana…

Marcus llegaba a Río tras una reasignación y no contaba, a priori, entre los candidatos a pódium. De hecho, el éxito de la final conseguida en el día de ayer ya fue considerada por muchos como un gran éxito, un éxito que el balear basó en una recuperación magistral en unos 250 m finales de auténtica locura, entrando tercero y pillando una de las cuatro plazas que se ofrecían para la final.

Hoy, apenas 24 horas después, el inicio ha sido diferente. Marcus ha tomado la iniciativa en los primeros 250m por los que pasaba segundo, dejándose caer posteriormente hasta la cuarta/quinta  posición pero cerca de los que comandaban la carrera, sin ir más allá de los tres segundos. Un poco antes que el día anterior, unos 300m esta vez, Marcus iniciaba un brutal ataque que nos hacía pensar en el bronce…¿el bronce, incrédulos? Marcus ha dejado el bronce y en un abrir y cerrar de ojos se ha colocado en una primera posición que no ha abandonado hasta cruzar la línea de llegada en medio de los gritos de admiración y sorpresa de media España y la totalidad del Canal Olímpico. Gracias Marcus. ¿Qué serían de los JJOO sin gente como tú? Por cierto, la sexta medalla de la delegación española en Río tuvo como compañeros en el pódium al checo Josef Dostal, plata,  y al ruso Roman Anoshkin, bronce.

Menos fortuna corrió la gallega Teresa Portela en sus quintos Juegos Olímpicos. La plurimedallista mundial y europea tuvo que conformarse con la sexta posición en una final que se llevó la neocelandesa Lisa Carrington.

Madrugada de gloria

Fue sexto en Londres cuando era cubano. Cuatro años después y tras una larga agonía que no le permitió conocer a ciencia cierta si podría o no estar en Río, Orlando pisó nuevamente un tartán olímpico, esta vez como español.

Más allá de lo que pasara fuera de las pistas, lo cierto es que lo que pasó en el Estadio Olímpico durante estos dos últimos días no hacía sino presagiar cosas buenas. En las series, acompañado por una terrible tormenta que acabó suspendiendo un buen rato la competición, Orlando se mostró tan concentrado como seguro, llevándosela sin excesivas complicaciones con una primera plaza que lo metía en semis. En semis más de lo más y con unos notables 13.32 se llevaba la semi para colarse enla gran final. Ahora había que rematar.

Imaginar qué o qué no le pasa a un atleta por la cabeza cuando está en la línea de salida de una final olímpica se me hace muy complicado. Creo suponer que cada atleta será un mundo pero, sea como fuere, de lo que estoy convencido es que si en algún momento el miedo a no conseguir presea se le pasó por la cabeza al bueno de Orlando éste fue fugaz. Faltaban 13 segundos y «algo más» para saber con qué le obsequiaba el destino.

Sonó el disparo y la salida no fue buena. Orlando no pasó entre los primeros las dos primeras vallas y fue así hasta una quinta valla que, seguro, el cubano tenía marcada con letras de plata. A partir de ahí, el progreso del español de Cuba fue prodigioso, llegando a una segunda posición en la octava valla que ya no abandonaría  hasta un final de carrera donde el «algo más» del español fue el segundo menor, sólo permitiendo que el jamaicano Mcleod con un 0.05 más allá de los 13 le quitara el oro olímpico. Orlando fue plata con 13.17, logrando la que es la séptima medalla, primera de plata, para el deporte español en los presentes JJOO de Río 2016. Yidiel Contreras no logró el acceso a la final tras ser sexto en su serie de semifinal con un tiempo de 13.54.

En lo que al resto de atletas se refiere, destacar los increíbles 48.87 del navarro de Barañáin Sergio Fernández en las semifinales de los 400m. vallas, un espectacular crono que, a pesar de ser un nuevo récord de España, no le permitían el acceso a la final. Con esa marca, Sergio se convierte en el primer español sub49 en los 400 vallas y, como decíamos, bate el récord de España más antiguo aún vigente del atletismo español (1987).

Y de Récord a Récord, como el que consiguió también otro joven mito del atletismo español, Bruno Hortelano, ganando su serie de calificación de los 200m con un tiempazo de 20.12 que permiten alargar el sueño olímpico en una semifinal histórica para el deporte español.

Notable David Bustos que con 3:39.33 conseguía el pase a las semifinales de los 1500m, fita que no conseguía Adel Mechaal en una pésima carrera del catalán que era último con una marca que nada tiene que ver con su enorme calidad. Caridad Jerez era sexta en su serie de los 100m vallas parando el crono en unos 13.26 que no le eran suficientes para pasar de ronda. Floja actuación de nuestras tres saltadoras Itoya, Jover y Montaner en el salto de longitud femenino que no lograban pasar ronda tras unos saltos que en ningún momento se acercaron a sus marcas acreditadas.

Carlo vuela alto y seguro

Finiquitada la doma, sigue en marcha la competición hípica en el centro ecuestro carioca en lo que a saltos se refiere. Tras una primera jornada en la que clasificaron los 60 mejores binomios, la jornada de hoy traía consigo la primera jornada en la competición por equipos y la segunda ronda en la competición individual, una competición de donde han salido los cuarenta  y cuatro mejores binomios que se han asegurado su pase a la tercera ronda y los ocho mejores países entre los que, desgraciadamente, ya podemos avanzar que no estará el equipo español.

La competición empezaba bien pero no tanto para las aspiraciones españolas pues aunque Pilar Lucrecia/Gribouille du Lys hacía un buen inicio recorrido, un doble fallo en los dos últimos obstáculos la dejaban con un total de 8 puntos de penalización que acabarían siendo decisivos para su no continuidad en la competición individual habida cuenta el 4 que arrastraba de la primera jornada. Mejor recorrido realizaría Manuel Fernandez con U Watch, marcando un cuatro que junto al cuatro de la primera ronda sí le permite entrar entre esos cuarenta y cuatro mejores binomios a estas alturas del torneo algo que no lograría Eduardo Álvarez con Rokfeller, eliminado por rehuse del caballo.

Con la clasificación por equipos imposible, lo mejor de los saltos españoles llegaba con la entrada del binomio Sergio Álvarez Moya/Carlo que, soberbios, volvían a salvar el segundo recorrido de este torneo de saltos, convirtiéndose en uno de los once únicos binomios que cuentan por cero sus dos recorridos olímpicos.  Falta mucho, mucho, mucho, pero Sergio sigue ahí, entre los mejores, con cero puntos en dos recorridos. Hasta ahí podemos leer. Manuel Fernández con U Watch también estará en la tercera ronda.

 Guerra perdida

No me gusta recordar la cara de Jorge Dueñas una vez acabó el partido. No era la cara de la derrota, iba más allá. La cara del actual y gran seleccionador español revelaba la impotencia e incomprensión por una situación propia del deporte pero que es, cuando toca, dificilmente asumible. Era dolor en una situación que va más allá de la derrota, más allá de la lógica de  un partido que, al descanso, parecía perfectamente encarrilado, que en el ecuador de la segunda parte estaba  controlado con cinco goles de diferencia y que, en los tres últimos minutos, las galas desvocaron para llevarlo a una locura que acabó por enloquecer a unas guerreras desorientadas. La prórroga y el mito de que el que consigue alcanzarla la gana, hicieron el resto.

Era el partido ideal, perfecto. España lo tenía todo: una defensa excelsa, un ataque directo y certero y, sobre todo, una Silvia Navarro que lo paró absolutamente todo durante los primeros treinta minutos de partido. Todo era increiblemente perfecto y España se iba al descanso con una ventaja de siete goles como siete soles (12-5) que daban brillo a un hipotético duelo de semis que parecía esperar a la vuelta de la esquina, era tan solo cuestión de dejar pasar el tiempo. O no.

El segundo tiempo empezó más o menos igual, si bien Francia se mostraba más inquietantemente activa, mejorando en todas las facetas de juego -tampoco era muy difícil- y acercándose un poco más al marcador, pero siempre en el margen de esos 4/6 goles que otorgaban cierta tranquilidad. La dinámica siguió de esta guisa hasta que, a falta de cinco minutos, Niombla colocaba por primera vez a Francia en un margen de tres goles. Dembele colocaba el dos en la diferencia, dando un primer aviso a las guerreras que, merced a un gol de Nerea Pena, volvían a dejar la diferencia en tres goles a falta de tres minutos. ¿Imposible? Pues no. España desapareció de repente del partido y Francia aprovechó de la mano de Lacrabere (en dos ocasiones) y Niombla una oportunidad única que le brindaba el destino para hacer subir un empate al marcador que dejaba a España boquiabierta (23-23).

La prórroga…pues eso. Francia encumbrada y con el ego por las nubes y España hundida moralmente, desolada en la más terrible de las miserias deportivas. Hubo opción al empate, pero el lanzamiento tan potente como desesperado de Nerea Pena fue repelido por el palo francés en el último segundo de un partido de los que duelen (26-27).

Quintas; sin sorpresas.

Vinieron como quintas y se fueron como quintas; no hubo sorpresas. España hizo una rutina libre de cuarta plaza, por delante de Ucrania, pero ello no fue suficiente para pasar a las ucranianas en el conjunto de una libre y una técnica que no aportó grandes novedades respecto a lo esperado. Ganó Rusia con un total de 194.9910 puntos, con la segunda plaza de una China emergente que sigue acercándose hasta las inaccesibles, cada vez menos,  rusas. Japón (188.0547) superó en casi un punto a las ucranianas (187.1358) a las que ni el empujón de Anna Tarrés les sirvió para hacerlas subir al pódium carioca.  A escasas cinco décimas, Gemma y Ona firmaron quintas con un total de 186.6357. Grande el dúo español. Ahora, desde ya, a pensar en el dúo de Tokyo, por favor.

Órdago a la Medal

Cuatro barcos y tres medallas. No hay más. Bueno sí, una regata de Medal, lo que falta para que se dé por finiquitado el paso de Támara Echegoyen y Berta Betanzos en la competición del 49er FX  en estos Juegos Olímpicos de Río. España, Brasil, Dinamarca y Nueva Zelanda jugarán sus bazas en la última y decisiva prueba de la Medal, aquella de obligada asistencia y de valor doble de sus puntos que, en esta ocasión, decidirá, como si de la única regata se tratase, el orden de estos cuatro primeros puestos. España 40, Brasil 40, Dinamarca 40 y Nueva Zelanda 41. El que llegue antes gana, no hay otra. Ahora velan armas y velas para mañana, día del duelo.

También estará en Medal la pareja española formada por Diego Botín y Iago López en la clase 49er, ello merced a los 108 puntos conseguidos y ese 12-2-13 de la jornada del martes. La joven dupla española intentará traer a España un diploma olímpico del que ahora se encuentran a tan solo cinco puntos, único objetivo al que en la carrera del próximo jueves tienen acceso los españoles.

No lograron idéntico éxito las parejas españolas del 470, siendo tanto Jordi Xammar/Joan Herp como Bàrbara Cornudella/Sara López duodécimos en la clasificación general final. Jovencísimas parejas las españolas con mucha clase y más futuro por delante.

Serbia otra vez 

No se contaba de inicio con ellos, pero una espléndida fase de grupos en la que solo cosecharon una derrota y por la mínima, permitía ciertas licencias con el paso de los días. Sin embargo, en una rocambolesca última jornada, la primera plaza de grupo nos deparaba un rival de mal lujo para el partido de cuartos de final: Serbia.

Lo cierto es que Serbia no dio muchas opciones. Ya desde el primer minuto puso la directa y con Filipovic y Mandic como directores de orquesta los serbios se iban al final del primer cuarto con un 1-3 que no agradaba.  No había ideas en ataque y el atasco español fue aprovechado por los rusos que, tras el acercamiento español (3-4) al inicio del segundo cuarto, volvió a irse en el marcador para llegar al descanso con un descanso cómodo (3-7).

Todo parecía perdido cuando España, empujada desde atrás por un renacido Daniel López Pinedo, pasaba a dominar el duelo, con rápidas transiciones que ponían en aprieto a los serbios y que provocaban un nuevo acercamiento en el marcador que, sin embargo, no llegó a tener la continuidad deseada. Se ganó el parcial del tercero (2-0) para llevar el electrónico al 5-7, pero se desaprovecharon algunas opciones claras de superioridad que hubieran permitido un marcador más igualado al final de estos terceros ocho minutos. Una lástima, sin duda, porque Serbia  volvió a tomar las riendas en el último cuarto y ya no dio más opciones a los de Gabi Hernández, que volvían a encontrarse bloqueados en ataque y sin capacidad de alternativas. Al final, 7-10 para Serbia y España que tendrá que esperar cuatro años más para intentar volver a meterse en unas semifinales olímpicas…y por entonces ya serán 20.

De puntillas…

…sin hacer excesivo ruido. Gritando cada punto, eso sí, cual Carolina Marín que se precie. Pasó sin aparente esfuerzo la fase de grupos y, merced a su ranking mundial, clasificaba para cuartos de final en un sistema de competición un tanto extraño. Una vez entre las ocho mejores, Carolina vencía ayer con claridad a la coreana Sung por un amplio (2-0; 21-12, 21-16) en poco más de 45 minutos de juego, de gran juego, en ronda de cuartos de final. De puntillas, sin hacer apenas ruido, Carolina se presenta en unas semifinales que la enfrentarán a la gran Li Xuerui, vencedora de la  tailandesa Buranaprasertsuk también en ronda de cuartos de final, que defiende, en Río, su título de campeona olímpica conseguido en Londres. De puntillas, sin hacer apenas ruido, Carolina está a dos pasos de su deseada final…pero ahora toca el primero de ellos. Jueves a las 13:30h. Allí estaremos.

Una Cruz para las turcas

Estaba todo perdido. España llevaba desde el minuto 2:21 por debajo en el marcador y la dinámica del partido no invitaba a la remontada. Iban pasando los minutos y las diferencias del equipo turco frente al femenino del baloncesto español bailaba entre los cuatro y ocho puntos. Entonces llegó el 2:47 y Lucas pidió tiempo muerto. Sentado, tranquilo y coherente como siempre, Lucas señaló el marcador y el resultado añadiendo la necesidad de morir, o casi, en el intento, de «empujar como no has empujado en tu vida». Y vaya si empujaron…

Anna Cruz tomaba la responsabilidad de un equipo que reducía ventajas (58-60) para ponerse a dos de una Turquía que empezaba a notar la responsabilidad de la victoria, que se atemorizaba, que se la veía con miedo, mucho miedo. Laura Nicholls subiría el empate al electrónico carioca con un tiro en caída y desequilibrio para, instantes después, otra vez Anna Cruz marcar un 62-60 que se hacía por momentos definitivo tras el fallo en ataque posterior del combinado turco. temor que aprovechaba en un tiro difícil en caída y desequilibrada Laura Nicholls, que permitía el empate en el marcador por primera vez en los últimos quince minutos.  Anna volvería a dar ventaja para España con un 62-60 que parecía definitivo tras el fallo de un lanzamiento triple de la turca Alben a 24″ del final.

Estaba hecho. España jugó el balón con soltura hasta que un error en el pase de Alba Torrens permitía que las turcas aprovecharan la ocasión para empatar la contienda a falta de 4 segundos. No había tiempo para pensar mucho. Laura Nicholls pasó el balón a Anna Cruz, otra vez Anna, que cruzó la cancha para lanzar, sobre la bocina, un tiro que valió dos puntos, la victoria y la consecuente plaza de semifinalista para un equipo, el español, que creyó en sus opciones hasta el final. Ejemplo.

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