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Óscar Santos, @osantosc

La sonrisa de Maialen es una sonrisa que comenzaba entre lágrimas. Las que brotaban de sus ojos cuando hace ocho años, en Pekín, se saltaba una puerta y quedaba eliminada a las primeras de cambio. Pero ese día comenzaba una apuesta que terminaba hoy, y que la convertía en campeona olímpica.

La sonrisa de Maialen es la sonrisa de Xabi, su otra mitad, que por el camino nos han dejado un palmarés excelso, con su bronce en Londres, con su plata y bronce mundiales, el campeonato europeo del pasado año y seis podios en las últimas ocho pruebas de la copa del mundo. Pero el currículum no sabe bajar rápidos ni remontar puertas, algo que Maialen sí domina a la perfección. Viendo su bajada por el canal de Deodoro, su piragua parecía fundirse con la corriente, como si de una hoja se tratara deslizándose por el agua. Mientras sus rivales se pegaban a palazos contra el complicado canal brasileño para salvar sus dificultades, Chourraut visualizaba su ansiada bajada perfecta, esa que ella y su inseparable Etxaniz niegan que exista, y se dejaba llevar por ella. Su estratosférico 98.65 no dejaba lugar a dudas, era algo totalmente inalcanzable para el resto de las mortales, que se quedaban a más de tres segundos.

La sonrisa de Maialen es la sonrisa de Ane que, dedo en alto, nos confirmaba que no era un sueño, que esto era real, que su ama era la campeona olímpica. Que había alcanzado el olimpo. Que, por fin, había ganado su apuesta.

La sonrisa de Maialen es la sonrisa de todas las personas que la seguimos, porque cuando ella sonríe, desde su kayak, nos hace todos felices con sus logros. Zorionak Maialen!