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"No es cada 4 años, es cada día". Pasaporte Olímpico, medio acreditado en JJOO de Londres 2012 y Sochi 2014.

Sábado, 9 de Diciembre de 2023

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Gracias Ruth

Enviado por en 21 agosto, 2016 – 8:45Sin comentarios

©coe, Nacho Casares/G.Souto

Álex Francisco Fernández

“Lo mejor que tienen los sueños es que se pueden hacer realidad”, escribía Pierre de Coubertin, padre de los Juegos Olímpicos modernos. Hoy se hacía realidad el sueño de una mujer de Santander que nunca dejó de soñar, cuyo esfuerzo y amor por el deporte culminaron con el broche a una carrera perfecta, un oro olímpico.

Corría un 11 de agosto cuando Ruth Beitia se quedaba a las puertas del podio los Juegos de Londres 2012, podio que acarició con los dedos. Tras esos Juegos, Ruth anunciaba su retirada a los 33 años. Sin embargo, las ganas y el amor al salto de altura hacían que la mejor saltadora española de todos los tiempos anunciase dos meses después su vuelta a las pistas, para conseguir nada menos que tres medallas mundiales, tres títulos europeos y, hoy por fin, un título olímpico.

En una entrevista concedida por la gran deportista cántabra, declaraba que cuando era niña, su ídolo, Javier Sotomayor, en una visita a la escuela en la que Ruth entrenaba, le dijo que llegaría a ser una gran saltadora. No iba mal encaminado el gran cubano, que se topaba con una “grande” en sus inicios, no solo gran deportista, sino también gran persona, que irradia alegría y felicidad en cada competición, siempre con una sonrisa en la cara.

En Atenas 2004 Ruth se estrenaba en unos Juegos no consiguiendo el pase a la final, pero ganando en experiencia.

A Pekín 2008 llegaba como una habitual en las grandes finales, convertida durante ese ciclo olímpico en medallista mundial en pista cubierta y múltiple medallista europea, además de batir el récord de España. La cántabra lograba un gran séptimo puesto en una final que Tia Hellebaut ganaba con 2.05 y que confirmaba la buena progresión de Ruth.

El ciclo olímpico de Londres parecía ser el último para la atleta española y en él conseguía un título europeo además de varias medallas europeas en pista cubierta y dos medallas mundiales en pista cubierta. Ruth llegaba a Londres como una firme candidata al podio olímpico, un podio olímpico que se le escapaba de las manos en una frenética final en la que Ruth finalizaba cuarta, mejorando en tres posiciones su actuación en Pekín.

Esa cuarta plaza dejaba un sabor agridulce a la saltadora española, aunque ella misma declaraba que se iba “con la medalla de chocolate pero que se la iba a comer enterita”, buena prueba del carácter alegre y optimista de la atleta.

El ciclo olímpico de Río se lo planteaba la cántabra poco a poco, sin estar su mirada puesta en una medalla, tan “solo” con el objetivo de disfrutar de cada competición, de cada momento; para Ruth, este ciclo era, en palabras de la misma, “un regalazo de la vida”. Este “regalazo” nos hacía soñar a todos los españoles con que Ruth Beitia pudiese sacarse la “espinita” que le quedó clavada de 2012. El premio al trabajo de toda una vida de entrega al deporte llegaba en este ciclo, en el que Ruth conseguía romper nuevas barreras, consiguiendo su primera medalla mundial al aire libre, dos títulos europeos al aire libre, dos medallas mundiales en pista cubierta y un título europeo en pista cubierta.

Conforme se desarrollaba el ciclo olímpico, crecía en ella (y en todos los que hemos tenido el placer de seguirla) la ilusión, las ganas de hacerlo bien, desapareciendo límites y disfrutando de cada instante, de cada salto.

A los 37 años, Ruth llegaba a Río 2016 dispuesta a disfrutar de nuevo de unos Juegos Olímpicos, los cuartos en su carrera deportiva. Las clasicatorias las pasaba Ruth con buenas sensaciones, encantada con la climatología y condiciones de la pista, sintiéndose como en casa.La discípula de Ramón Torralbo, parte imprescindible en sus éxitos y su carrera deportiva, se plantaba en su tercera final olímpica con claras opciones de medalla.

Realizaba un concurso inmaculado, llegando hasta el 1,97. En los 2 metros, 4 saltadoras y las medallas en juego. Ruth lideraba la competición y era la primera en cometer tres nulos en dicha altura. Una tras otra iban fallando las saltadoras, hasta llegar a Chaunte Lowe, líder del año. La estadounidense fallaba y Beitia se convertía en campeona olímpica, la medalla que se esfumaba en Londres la conseguía en Río,  nada más que todo un oro.

Beitia se convertía así en campeona olímpica, la más veterana en hacerlo en saltos y la tercera en atletismo.

En el momento en el que vi a Ruth alzarse con el oro olímpico le pedí a Ángel realizar un artículo sobre esta enorme atleta. Ruth nos ha dado muchos momentos de alegría, nervios y felicidad. La cántabra ha demostrado con esta gesta que no existen límites más que los que uno pone, que la dedicación y el amor por lo que uno hace pueden más que el dolor y el cansancio, por todo eso y por mucho más, GRACIAS RUTH.

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