Que no nos despierten

Garbiñe Muguruza, emocionada tras certificar su pase a la final de Wimbledon (imagen de la web de la RFET)
-El sueño de Garbiñe Muguruza en Wimbledon sigue adelante tras la victoria en semifinales contra Agnieszka Radwanska
-Con un set y un break arriba, Garbiñe acusó los nervios y perdió el segundo set, pero reaccionó en la tercera manga
-Lili Álvarez, Arantxa Sánchez Vicario y Conchita Martínez tienen sucesora en una final de un Grand Slam
-Serena Williams, rival por el título
Pase lo que pase, ni en el mejor de los sueños podríamos haber imaginado un Wimbledon como el que está viviendo el tenis español. Diecinueve años han pasado desde que una de las nuestras, Arantxa Sánchez Vicario, jugaba en la central del All England Tennis Club, en la «catedral» del deporte rey de la raqueta, una final para la historia en el cuadro femenino. Desde entonces, los fantasmas del pasado han pesado como una losa sobre el tenis femenino español en el torneo inglés.
Pero siempre llega el día en el que las pesadillas dejan paso a sueños apacibles. Llega el momento en el que lo irrealizable se transforma en un objetivo factible. Llega ese cambio de chip en el que el pesimismo queda atrás para abrir el camino al optimismo.
Aunque seguramente ni el más optimista podría haber pensado en un camino como el que está recorriendo Garbiñe Muguruza en Wimbledon. El salto de este jueves ha sido de los que quedarán grabados a fuego en la historia del deporte español. En el mejor torneo del mundo, Garbiñe ha dado un golpe en la mesa para decir con voz alta y clara que quiere estar entre las mejores del mundo.
De hecho, ya el próximo lunes lo estará. Su victoria en semifinales del tercer Grand Slam del año le hará entrar en el top10 la próxima semana. Su final en Wimbledon le hará subir al 9º puesto del ranking mundial, haciendo que su inseparable Carla Suárez descienda a la décima plaza. Dos españolas estarán en el top10. Y, si la sorpresa salta en la final, la sexta plaza espera a Garbiñe.
Porque, pese a que lo logrado es histórico, el reto que queda por delante es ilusionante: jugar una final de Wimbledon contra Serena Williams. Para muchos, la mejor de la historia. Para otros, el modelo a seguir en el tenis femenino. Pero, para Garbiñe, el paso final que le queda para entrar entre las grandes de la mejor manera posible.
Muguruza ha demostrado este jueves que, por juego, puede pelear. Arrancó arrasando contra su rival, la polaca Agnieskza Radwanska, a quien alejó del primer set con un contundente 6-2. Con esa derecha desde el fondo de la pista capaz de hacer estragos en la inmensa mayoría de jugadoras del mundo, Garbiñe dominó de principio a fin a su rival en la primera manga. Solo sus propios errores impidieron un resultado todavía más claro a favor de la española.
El segundo set arrancó de la misma forma que el primero, con una superioridad total de Muguruza. Rompió muy pronto el saque de Radwanska para llegar hasta el 3-1 a su favor. Y, de repente, todo cambió. Radwanska dio un paso al frente y a Garbiñe le atenazaron los nervios, al saber que uno de los sueños de su vida estaba a solo unos metros de distancia. Metros que parecían kilómetros inacabables. Se bloqueó totalmente y cedió cinco juegos consecutivos que le dieron a Radwanska un 6-3 para forzar la tercera manga.
El sueño parecía desmoronarse cuando Radwanska, de salida, lograba un break que le adelantaba en el partido. Por suerte, si Garbiñe ha dado un paso de gigante en cuanto a juego en este Wimbledon, todavía mayor ha sido el paso que ha dado en mentalidad. La recuperación del break fue inmediata y la caraqueña se fue encontrando a gusto sobre el césped, volviendo a exhibir la soltura de la que había hecho gala en el primer set. Llegó hasta el 5-3 arriba y, nuevamente, los nervios aparecieron. Sacaba para estar en la final de Wimbledon. Radwanska gozó de dos bolas de break que, por coraje, fueron salvadas por Muguruza. Incluso la polaca se equivocó al pedir un ojo de halcón que no le dio la razón y que mermó sus ánimos. La hispano-venezolana aprovechó la circunstancia para cerrar el partido y meterse en la final con un 6-3.
De esta forma, el tenis femenino individual español vivirá su séptima final individual en Wimbledon. Lili Álvarez dejó escapar tres entre 1926 y 1928. Hubo que esperar a 1994 para ver a Conchita Martínez levantar el trofeo en su única final. Arantxa Sánchez Vicario, por su parte, cayó en el último partido en 1995 y 1996.
Con un torneo de matrícula de honor, pase lo que pase, Garbiñe afrontará el (por ahora) partido de su vida el próximo sábado contra Serena Williams. La estadounidense ganó a continuación sin concesiones a Maria Sharapova por 6-2 y 6-4 y tratará de aumentar su leyenda en el césped londinense, en el que partirá como indiscutible favorita.
Pero, si los grandes retos eran imposibles, ahora no lo son. Si antes mirábamos con nostalgia el pasado, ahora miremos con ilusión el futuro. Y, si estas dos semanas solo han sido un sueño, que no se acabe nunca. Que no nos despierten.
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