Revisar la Ley Antidopaje para albergar los JJ.OO.
· El tirón de orejas de organismos internacionales obliga a renovar una Ley «joven»
· La mejora de lo que será el nuevo documento es notoria
· España pasará a ser una referencia en la lucha contra el dopaje
Tras la breve reflexión sobre el fallo de la Operación Puerto, comenzamos con este artículo una sección donde abordaremos la actualidad deportiva desde el punto de vista del Derecho del Deporte. Debemos ser conscientes de que la actividad deportiva avanza con los tiempos, y el ordenamiento jurídico no ha sido ajeno a esta evolución, desarrollándose y mutando paralelamente. Por eso, en una actividad cada vez más profesionalizada y en continuo proceso de expansión, no podemos obviar el papel adquirido por el Derecho en la regulación y normalización del deporte.
Mientras permanecemos a la espera de una nueva legislación general del deporte, así como una nueva normativa reguladora del mecenazgo y el patrocinio deportivo, llamadas al ostracismo por el actual ejecutivo, debemos destacar un área que sí ha llamado la atención del Gobierno durante los últimos años, y que dentro de algunos meses contará con una legislación novedosa: la protección de la salud y la lucha contra el dopaje en la actividad deportiva.
Teniendo en cuenta la vocación de permanencia con la que nacen las leyes, y que nuestra actual normativa antidopaje data del reciente año 2006, no podemos mantenernos al margen del análisis de las causas que han provocado tan prematura renovación. De hecho, al contrario que la propuesta legislativa del gobierno precedente, el Proyecto antidopaje actual presenta una nueva ley que vuelve a redactar íntegramente el marco jurídico aplicable a la protección de la salud y a la lucha contra el dopaje. ¿A qué se debe este cambio tan profundo?
Mucho se ha hablado del tirón de orejas de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) y el COI sobre la necesidad de renovar la legislación antidopaje española como requisito indispensable para la supervivencia de la tercera candidatura olímpica de la ciudad de Madrid. Indiscutiblemente, una regulación antidopaje moderna y eficaz era imprescindible para el éxito de nuestra carrera olímpica, pero bajo este pretexto se escondía un mensaje mucho más crítico y amenazante: España estaba olvidando sus funciones en la lucha contra el dopaje.
Reconduciendo la situación
Inteligentemente, estas carencias con las que se nos avergüenza desde el exterior han sido reconocidas por nuestro legislador, con el objetivo de no reincidir en los errores del pasado. Aunque la ley original, de 2006, contenía importantes disposiciones relacionadas con la protección de la salud y la lucha antidopaje, muchas de esas normas no tuvieron una aplicación práctica por diversas razones. Como establece la Exposición de Motivos de la nueva ley, las operaciones policiales que tuvieron lugar contra casos de dopaje masivo en los años siguientes a la entrada en vigor de la anterior ley, destaparon muchas debilidades en la construcción de la norma, debilidades confirmadas sobradamente por el reciente fallo de la Operación Puerto.
Estos hechos, unidos a la incapacidad de las federaciones deportivas para sustanciar los procedimientos sancionadores iniciados contra sus propios deportistas, precipitaron la necesidad de crear una nueva norma con disposiciones más efectivas y una remodelada distribución de competencias en materia de dopaje. En tercer lugar, el alto compromiso asumido por España tras la ratificación del Convenio Internacional contra el dopaje en el deporte de la Unesco (2005) nos auto-imponía la obligación de garantizar en nuestro Estado la eficacia del Código Mundial Antidopaje, requisito de imposible cumplimiento bajo el texto normativo anterior.
Así, debemos destacar que han sido muchas las razones que han obligado al ejecutivo a dar un paso al frente en la lucha contra el dopaje en España. El objetivo de organizar los Juegos Olímpicos de Madrid 2020 ha sido sólo la excusa que escondía un problema mucho más profundo y preocupante: la incapacidad de España para luchar contra el dopaje. Podemos sentirnos satisfechos por el trabajo legislativo realizado de la mano de la AMA, que nos permitirá, a partir de la entrada en vigor de la nueva ley, contar con una herramienta eficaz para erradicar el dopaje en el deporte y proteger la salud de nuestros deportistas. Ahora sólo queda esperar que, una vez vigente, podamos sentirnos igual de orgullosos del trabajo realizado por los organismos deportivos competentes para su aplicación.
Madrid 2020 no debe verse perjudicada
Y como añadido a esta última reflexión, también debo decir que no creo que nuestra candidatura esté en peligro por la resolución de la trama Puerto. Aunque el fallo haya tenido lugar hace sólo unos días, no debemos olvidar que en este procedimiento penal se estaban juzgando unos hechos de hace muchos años, y lo que es más importante, con herramientas del pasado, ineficaces por inexistentes. Tanto AMA como COI deben mirar a la actualidad española en la lucha contra el dopaje, la de ahora, no la de hace 7 años. La versión 2.0 de la AEA, reflejada en la imagen de su directora Ana Muñoz, crítica, decidida y transparente, ha sido una grata sorpresa para los organismos internacionales que, por otro lado, están descubriendo un campo de batalla que no habían previsto, sito en el país de la capital que más amenaza nuestra candidatura, Turquía. Son ya demasiados los atletas turcos sancionados por dopaje en los últimos meses, y no precisamente por los organismos deportivos nacionales, que han permanecido callados y escondidos, sino por las federaciones internacionales, independientes y comprometidas. Turquía vive, aunque parece querer silenciarse, una fuerte crisis de valores que recuerda al resultado del dopaje de Estado de la RDA, donde sólo importa ganar a cualquier precio.
Por supuesto, no debemos compararnos con los que lo hacen peor que nosotros, sino todo lo contrario, con los países que están demostrando ser más efectivos y decididos en esta batalla antidopaje. Sin duda, me atrevo a decir que España está en la senda marcada por éstos últimos, y la nueva legislación será el empujón definitivo que nos catapulte a una posición referente en la lucha contra el dopaje en el deporte.
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