Hitchcock firma el guión de una final odiosa. Murray vence a Ferru en Miami (Tenis)
Ángel Vázquez, Seguir a @PasaporteJJOO
Lo tuvo, lo acarició, pero tan solo un final al más puro estilo «hitchcockniano» pudo evitar que David Ferrer obtuviera un trofeo, el del Master 1000 de Miami, que cayó finalmente en manos del actual campeón olímpico, el británico Andy Murray.
Se inició el guión de la final con un Murray fuera de papel, ausente de un partido que se inclinaba, y de qué manera, hacia el lado de David. Así, con un inicio arrollador que le llevaba hasta el 5-0 en un visto y no visto, David acaba rematando un set que el escocés lograba maquillar con dos postreros juegos (6-2).
El segundo, pero, presentaba guión diferente. Murray fue entrando poco a poco en el partido y gracias a un David ligeramente desorientado, lograba desequilibrar la balanza de este segundo set con un 2-4 que parecía definitivo. No fue así y tras el que posiblemente haya sido el mejor punto del partido y un error no forzado de Murray, David salvaba el break y seguía con vida (3-4).
No era flor de un día el cambio de rumbo en este segundo set y tras la quinta doble falta de Andy y de duros intercambios desde el fondo de la pista, el de las Islas perdía una ventaja importante (15-40) en el octavo juego, dando opciones a un David que no las desaprovecharía y que empataba el marcador. Cuando todo parecía en franquicia para el español, éste pierde su saque y ve como el escocés es contundente con el suyo, haciendo subir el sexto juego en el marcador y el primer set para sus intereses (4-6). Órdago al tercero.
…y el tercero, ¡la locura! Empezaba el set decisivo con David al servicio y Murray llevándoselo, pero es que la racha de roturas se prolongaba hasta el 3-3. Seis juegos, seis roturas ¿quién daba más?. Tras la igualdad y la innumerable cantidad de errores no forzados de los contendientes, el séptimo juego del set definitivo caía en manos de David, que ya en esos momentos marcaba un total de 41 errores no forzados por los 40 del rival británico.
La irregularidad de los contendientes llevó el encuentro al 4-4 y, posteriormente, y tras un gran resto de Murray, al 4-5 para el británico que se ponía en clara ventaja y que miraba de frente a la victoria en Miami. Cuando todo parecía perdido, renació David, el David de los buenos y potentes primeros saques y de la excelente derecha, armas que usó para romper el saque de Murray, para igualar la contienda y para avanzarse con fuerza y garra en este set (6-5).
A un juego de la victoria, David se plantó con ventaja y pelota de partido…pero Hitchkock no había escrito la última línea del guión. Ferrer corta la «hipotética» última jugada del partido para pedir el ojo de halcón. Murray yacía cabizbajo ante la sombra de la derrota mientras David miraba a la pantalla con una leve sonrisa en su rostro…Alfred no falló y el ojo de halcón fue más odioso que nunca para mostrar como la bola de Murray rozaba ligeramente la línea. Había sido buena. A partir de ahí…no hubo David, no hubo Ferru.
El de Jávea prolongó su agonía en la pista con un tie break (1-7) en el que se agravó su lesión en el cuadriceps y terminó renqueante un partido (62,46,67) que nunca se le debió de haber escapado.
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